jueves, 27 de abril de 2017

439 kilómetros (Por Madelmantriste y Jon Diez de Ulzurrun)


El encuentro

Cuando vi la respuesta del Sr. Enrique Riutort a mi mail, lo primero que tuve claro es que quería visitarlo en persona, independientemente de que él me dijera que no había hecho nada para Madelman: cuando alguien se despide con un “espero que nos conozcamos”, los 439 Km que nos separan dejan de ser un problema.

Fue genial poder disfrutar del silencio en el trayecto de Barcelona a Montesa (Valencia). Lo único que alteró la paz del viaje fueron las llamadas de Jon apuntándome datos para el encuentro con el Sr. Riutort, pero Jon es de las pocas personas que consigue hacerme hablar más de diez minutos seguidos, y compartimos una misma ilusión cuando nos embarcamos en estas pequeñas historias.
 
Percibo que Jon está nervioso al otro lado del teléfono: “Las llamadas a Xavier consiguen paliar, aunque sea en poca medida, los nervios que me producen sus entrevistas. Siempre que me dice que va a ir a ver a uno, paso días nervioso y con mariposas en el estómago, pensando si le he comentado todos los datos y, después, con la emoción de saber qué le habrán contado. En cualquier caso siempre es un momento para recordar y siempre surgen historias memorables.”

El caso es que llego y salen a recibirme al oír el ruido del motor. Pocas personas han tenido la facilidad de hacerme sentir tan a gusto como lo ha conseguido Enrique.

Este es el relato de lo que ocurrió durante el par de horas que estuve con él, y en las que me contó experiencias y anécdotas vividas en su paso como diseñador por la empresa Exin.


Primer trabajo

Enrique Riutort ingresó en la escuela superior de Arquitectura de Barcelona en el curso 1970-71, cuando tenía 17 años.  Coincidió con la etapa central de la lucha estudiantil contra la dictadura.

“En enero del año 71 hubo una serie de altercados en la avenida Diagonal de Barcelona y una de sus consecuencias fue el cierre de la Escuela hasta diciembre”.

¿A consecuencia de estos hechos decides empezar a trabajar?

Un día de octubre de ese mismo año fui a la biblioteca de la Escuela y, en el tablero de anuncios, había una nota que más o menos decía: “Se necesitan estudiantes de arquitectura, preferiblemente de cursos superiores. Exin Lines-Bross”. Cuando llegué a casa lo comenté con mi padre y éste me dijo que eran los de Scalextric y que, seguramente, querrían hacer algún juguete relacionado con la arquitectura, dado que ya fabricaban uno llamado Exin-Bloc. Me presenté a Exin el día indicado y realicé un examen. Se habían presentado bastantes personas, supongo que, al igual que yo, animadas por el cierre de la Escuela.

¿Cómo fue ese día de selección?

Era muy joven. Recuerdo que me llevé un título que me dieron los de Roca Radiadores durante la edición del año 67 del “Salón de la infancia y de la Juventud” por hacer construcciones con Lego (se ríe). No te creas…¡surtió su efecto!. El título decía: “Mini arquitecto constructor”…yo siempre tuve bastante claro que quería ser arquitecto. El caso es que nos dieron a cada uno un número determinado de piezas Tente y nos pidieron que creáramos la forma que quisiéramos en un tiempo limitado, lo que se nos ocurriera. Posteriormente, los de Exin me comentaron que, cuando vieron lo que había construido, todos tuvieron claro que me contrataban.

¿En qué departamento entraste a trabajar?

Directamente a Tente. Estuve entrando y saliendo de Exin: cuando tenía exámenes dejaba Exin y, cuando se acababan, volvía…así durante unos cuantos años. Había excepciones, como cuando se acercaba la Feria de Valencia: tenías que estar preparándolo todo, fines de semana incluidos.


Mesa de trabajo de Vicente Puig con una construcción Tente de E. Riutort.


Vicente Puig y el CETME, 1972

“Teníamos muy buena relación y existía un gran ambiente de trabajo, aunque Vicente Puig al principio me trataba de usted, era un rasgo característico de aquella época”

Cuéntame la anécdota del CETME por favor…

Recuerdo que, entre otras cosas, estaba trabajando con el CETME, y no tenía muy claro cómo obtener información. Llevaba unos días preocupado. Vicente Puig venía a Molins de Rei cada día en coche desde Santa Coloma de Gramanet. En aquel tiempo no había rondas y se circulaba por el interior de Barcelona, y él pasaba cada día ante el Cuartel de la Maestranza de Artillería de Barcelona, en el barrio de San Andrés, así que se le ocurrió entrar a preguntar cómo documentarse. Cuando llegó, se identificó como trabajador de Exin. A los militares les hizo mucha gracia el caso. Fue llevado ante el maestro armero, el cual, puso a su disposición un CETME para que alzase un croquis y tomase todas las cotas necesarias.


Cuartel de la Maestranza de Artillería de Barcelona.

Vicente, preparado para la ocasión, pasó a realizar todas las mediciones pertinentes ayudado en la manipulación por el maestro armero. Recuerdo el día perfectamente: llegó a la oficina muy contento, se sentó en su mesa, y me contó la peripecia vivida con una sonrisa y acabando la conversación con un “¡Ya lo tengo!”.

Los diseños para los Madelman podrían haber sido más sencillos con el fin de minimizar costes pero, afortunadamente, no fue así. Siempre se buscó mantener hasta el más mínimo detalle, tanto en el diseño como en la fabricación. En el diseño del CETME se hicieron 3 piezas: la parte metálica por un lado y la culata de madera en dos mitades por otro.  Además, se incluyó una goma para poder colgárselo al muñeco. En las fotografías se puede apreciar cómo se incluyó hasta el más mínimo detalle.



En sus primeras apariciones, el CETME tenía la culata de color marrón, pudiendo distinguir varias tonalidades de este color. 


No contentos con esto, para la 2º generación se revisó para darle aún más realismo, poniéndole una culata que simulaba la madera, como vemos aquí:




1973: la crisis del petróleo y el Madelman buzo

En los años 70 se produce la denominada “crisis del petróleo”, motivada por varias causas: la devaluación del dólar en los años 1971 y 1973, que provoca una disminución considerable de los ingresos destinados a la exportación de petróleo; y el agotamiento de las reservas petrolíferas en EUA, que hace que se opte por exportar de los yacimientos del Mar del Norte y Alaska, hecho que provoca que las grandes compañías acepten el alza de los precios para rentabilizar estas explotaciones llegando a suponer un incremento de hasta un 200% y, por lo tanto, todos los productos derivados, como el plástico, se vieron afectados.

¿En qué se ve afectada Exin por esta crisis?

Fue una situación muy complicada y preocupante. El precio del material plástico estaba por las nubes y no existía equilibrio ninguno. Por ejemplo, Exin West se paralizó por completo y no se produjo nada. Era imposible saber el precio de la materia prima en el momento de la fabricación. En cuanto a Madelman, se quería presentar el buzo en la Feria del Juguete de Valencia. Yo estaba preparando un puerto de exposición para Tente, mientras Vicente Puig trabajaba en la compleja escafandra y casco de este personaje. En una de las reuniones, Vicente Puig trataba de convencer al Sr. Arnau y al equipo de directivos de que no se debía suspender el proyecto del buzo: el principal problema era que el casco era muy complejo. Vicente entraba y salía constantemente a buscar planos que quería mostrar. En una de esas salidas comentó a los compañeros: “Intentan hacer cambios para abaratar el molde del casco. Alguien ha propuesto coger el orinal de una muñeca de esas que van en blíster junto a un biberón y mecanizarlo para ver si funciona”. Todos nos reímos, Vicente se desesperaba. Al final, no sé cómo lo logró, pero decidieron hacerlo exactamente como él lo había proyectado. Por suerte, primó la calidad por encima de todo.

¿Viviste las pruebas de flotabilidad del buzo?

Sí. Al contrario de lo que se suele pensar, no todo suele funcionar bien a la primera, pero ya en las primeras pruebas se vio que el Madelman funcionaría bien. Tenía una capucha de plástico moldeado que hacía de casco y una escafandra. Le pusimos el tubito y utilizamos una perilla de aquellas para sacar los mocos a los bebes y…¡puf!, ¡¡a flotar!!

Llegó la segunda Feria del Juguete de Valencia…

Sí. Yo monté el estand central de Tente, y Vicente Puig vino a preparar el diorama con su pecera, el agua con plantas marinas, etc,. Dispuso el buzo con gran orgullo (me enseña la foto). Veo la foto y recuerdo que, de todo lo expuesto, sólo regresaba a Exin la mitad (se ríe)…¡la de regalos que seguramente se hacían al acabar la feria!.


Estand de Exin en la Feria de Valencia. Al fondo la pecera que albergaba al Madelman buzo.

El buzo es un modelo espectacular, te podrá gustar más o menos pero no deja indiferente a nadie. Estéticamente ya es llamativo, pero comprobar que es funcional me parece estratosférico.
La escafandra tenía por detrás un pitorro, como tenían las de verdad, en el cuál se enganchaba un tubo. En el otro extremo del tubo se ponía una bomba de aire que, apretando, producía aire que llegaba directamente a la escafandra.
El buzo lleva en los pies unos zuecos de plomo que hacen que el muñeco completo se vaya al fondo si lo metes en el agua. El hueco interno que producía la escafandra estaba pensado para hacer que el muñeco completo pudiera subir desde el fondo según la cantidad de aire que le introducías. Así que, el manejo de la bomba de aire puede controlar la flotabilidad del Madelman, pudiendo hacer que suba a la superficie o que se quede a media altura, según se prefiera. Por si esto fuera poco, también se incluyó un pequeño agujero en la escafandra de tal forma que, cuando el buzo está en el agua, van saliendo burbujas de la escafandra dándole un realismo increíble.


Instrucciones del Madelman buzo, vemos las 2 caras.

El buzo se fabricó en 3 versiones. La primera sería esta de 1973:


Detalle buzo 1ª generación.

Hacia 1977 llega la 2º generación del Madelman y el buzo se revisa, como el resto de la colección. Los primeros aún tienen el traje de color blanco, como los de 1ª generación, y más tarde pasa a ser de un color verdoso.


Detalle buzo 2ª generación.

La revisión prácticamente no cambia nada. Sólo se cambian los zuecos para poder adaptarlos a las nuevas botas, y se cambia el tesoro: ahora la parte marrón imita a madera, se añade realismo.
Por último, el buzo aparece en la revisión del súper equipo de investigación submarina de 2ª generación. En mi humilde opinión, esta fue la caja más bonita y completa de todas las que se hicieron. Es igual que el que acabamos de ver, pero con la tela azul y la escafandra amarilla.



Infantería de marina, el walkie


…y el día que menos te lo esperabas, participaste directamente en un diseño Madelman…


Era un día cualquiera, apretado por el trabajo en Tente. Vicente Puig tenía que acabar el Madelman infantería de marina y estaba muy atareado. Se acercó a mí y me preguntó si sabría dibujarle un walkie talkie. Le pregunté que para cuando lo quería, y él me contestó: “Para ahora mismo”. “Sin problemas”, le dije (Enrique empieza a dibujármelo en una hoja).


Enrique Riutort dibujando el walkie-talkie.

No es que quisiera darme prisas, es que no tenía más tiempo: debía realizar los planos.

¿Te documentaste?

No. Fíjate, era un walkie-talkie monocanal: “cambio y corto” (se ríe). Le dibujé su pulsador, esa rueda que no recuerdo muy bien y la antena…lo que recordaba de las películas bélicas. Le di forma para adaptarlo a la cabeza del Madelman, y a Puig ya le bastó.

¿Cuánto duró el diseño?

El tiempo de hacer el dibujo. Se me acercó y me dijo: “Ya vale, ¡perfecto!”. Lo cogió, y lo pasó a planos de fabricación, dimensionándolo y añadiendo de su cosecha todo lo que le daba “jugabilidad”.

¿Qué te pareció cuando se comercializó?

Nada. Estaba liado con Tente y, sinceramente, no recuerdo sentir nada en especial en aquel momento, pero ahora es un recuerdo que va unido al que fue un compañero de profesión y que guardo con mucho cariño.


Enrique Riutort en la actualidad.

El Madelman ya tenía un walkie-talkie que se había copiado de otro muñeco, el Matt Mason de los americanos Mattel, si no recuerdo mal. Este walkie-talkie era de una sola pieza y de color plateado. Como siempre, se hizo una revisión, y el señor Riutort junto con Vicente Puig hicieron otra verdadera virguería. Se diseñó un walkie-talkie en 4 piezas, a las que se le añadió una pegatina con el nombre Madelman.


Detalle de las piezas de un walkie-talkie.



Estéticamente ya es una preciosidad pero, como ya nos tienen acostumbrados los productos de Madelman, no sólo es bonito, además,  la antena, que es un alfiler, es practicable, puedes extenderla o recogerla al gusto.

Como ya hemos comentado, ésta fue otra de las piezas que sustituyó a otra copiada. Desde la creación de este walkie-talkie, todas las referencias pasaron a usar este modelo y el anterior dejó de usarse.

Recuerdo haber llevado de niño este walkie-talkie en el bolsillo para jugar a comunicarme con otros amigos. Si la memoria no me falla, diría que es el único accesorio con el que he jugado sin el resto de su equipo (el muñeco, etc.).

Hay que agradecer al señor Vicente Puig, a los demás diseñadores como Enric, Ignasi, Pedro… y a Francisco Andrés Pascual, responsable de Madel, que siempre trataran a este muñeco con el máximo respeto. Se nota el mimo y la delicadeza con el que se hizo. Esta es sin duda una de las grandezas del Madelman: están hechos como obras de arte más que como juguetes, y es por ello que aún siguen estando en los corazones de muchos de nosotros.

1 comentario:

ReCoiL dijo...

¡Mis más sinceras felicitaciones por el artículo! lo he pasado increíblemente bien leyéndolo, sin lugar a dudas los MadelMan fueron una parte importante de nuestra historia juguetil, y este tipo de historia que nos planteas en este artículo, es canela fina!! lo he pasado genial sobre todo con la anegdota del "CETME" que risas!!

Un cordial saludo desde El Búnker de Recoil, y de verdad!! junto con los demás artículos relacionados con el tema, es de lo mejor que he leído en este blog, un fuerte abrazo!!